Psic. Gabriela Tercero Quintanilla No cabe duda que autoimagen es una palabra casi cotidiana en nuestro vocabulario y que pocas veces se toma en consideración para describir la realidad biológica, psicológica y social de nuestros jóvenes. Se entiende por autoimagen a la representación que un sujeto tiene de sí mismo. Normalmente lleva asociada un juicio de valor positivo o negativo (como por ejemplo agradable, desagradable, bonito, feo, etc.) y está íntimamente relacionada a la imagen corporal y al autoconcepto; de tal manera que se les puede considerar sinónimos. El desarrollo de esta imagen y de la noción del propio cuerpo, va unido al desarrollo biológico del individuo, ya que empieza a formarse desde los primeros meses de vida. Es decir, que esta imagen corporal se adquiere y forma a través de un continuo contacto con el mundo. No se trata de algo fijo, ni predeterminado e inamovible, sino de una estructura propia de todo ser humano, sujeta a cambios permanentes; todos los cuales, guardan relación con las acciones en el mundo externo. Esta representación o imagen interiorizada del cuerpo está también íntimamente ligada a los lazos afectivos que tiene el sujeto y con la imagen que de su cuerpo, le devuelven los demás. Esto es evidente durante la adolescencia quizá más que en otras etapas de la vida, si no, para comprobarlo basta hacer memoria y recordar cuántas veces nuestras propias hijas han preguntado o preguntaron a sus amigas cómo vestirse para ir a una fiesta; o bien, recordar esa serie de anuncios televisivos donde uno se pregunta: "¿cómo me veo?" Por todo esto, la imagen que un individuo tiene de sí mismo, es de gran influencia en su comportamiento y está directamente relacionada con su personalidad y más implícitamente con su estado de salud mental. La adolescencia como sabemos, es una etapa del desarrollo de cualquier ser humano que se caracteriza por cambios físicos, emocionales y sociales; tanto para los hombres como para las mujeres. Físicos porque el cuerpo empieza a desarrollarse y aparecen los caracteres sexuales secundarios y terciarios, que en pocas palabras y sin pretender dejar de lado muchos aspectos, se refiere a la madurez física reproductiva. Sociales porque los jóvenes aprenden una nueva forma de relacionarse con los demás, con base a lo que han aprendido en sus primeros años de la familia. Las principales consecuencias psicológicas de estos cambios físicos y sociales, se dan en la autoimagen corporal, en la reevaluación de uno mismo (¿quién soy?, ¿a dónde voy?) y en la búsqueda de la individuación. Se deduce por esto, que la adolescencia es un periodo necesariamente inestable en el que los jóvenes, motivados por esa búsqueda de sí mismos y de un lugar en el mundo, se lanzan con ansiedad día a día, a experimentar. Esta experimentación se da en muchos ámbitos de nuestra vida cotidiana y citadina; los gestos, las poses, la alimentación, las dietas, el ejercicio físico, los aeróbics, la música, la vestimenta (como por ejemplo los "cholos" que ahora más embarnecidos me recuerdan al enclenque Cantinflas de ayer), el lenguaje, los lugares a frecuentar para estar "in", etc. Visto bajo esta perspectiva, es entendible que los muchachos quieran explorar el mundo de nuestros implementos culturales femeninos; es decir, los aretes, las arracadas, la pintura de uñas y cabello y/o los tatuajes. Ya no es necesario ir al "Chopo" para ver el estilo de los "punks"; ahora se ve esto en la televisión, en las calles y en las escuelas secundarias y preparatorias. Autores como Shilder postulan que este tipo de implementos, al usarse continuamente, llegan a formar parte de la propia imagen corporal; por lo que me surgen dos inquietudes: ¿buscan los jóvenes una identidad femenina?, o ¿es acaso sólo el materialismo de la moda? Aún peor, continuamente me cuestiono: ¿qué acaso los padres buscan lo mismo para sus hijos al permitirlo?, o ¿es sólo que ellos mismos no han superado su propia adolescencia? Basta con ver los anuncios de televisión de una compañía de teléfonos de larga distancia para deducirlo. En fin, mientras tanto yo continúo en la búsqueda... de estas respuestas. BUENO, MUCHAS VECES NOSOTRAS NOS PREGUNTAMOS SI ESTAMOS BIEN VESTIDAS O NOS VEMOS BIEN, YA NO ES COMO CUANDO ESTABAMOS PEQUEÑAS Y NOS PONIAMOS LA ROPA QUE MAMÁ O PAPÁ NOS ESCOGIAN, NOS GUSTA VERNOS BIEN, EN ALGUNOS CASOS YA NO QUEREMOS ROPA CLARA Y BUSCAMOS COSAS APRETADAS PARA QUE NUESTRO CUERPO SE NOTE Y LLAME LA ATENCIÓN, YA QUE TENEMOS UN CUERPO MAS FORMADO Y NOS GUSTA SABER LO LOS DEMÁS NOS DIGAN. ATENTAMENTE KARLA VÁSQUEZ. |
martes, 29 de marzo de 2011
La imagen corporal de los adolescentes anclada en lo femenino.
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La autoimagen es importante en esta etapa de la vida de las adolescentes y el cuerpo es parte esencial de ello. Es parte de la construcción de la identidad.
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