Una joven latinoamericana, de apenas catorce años de edad, escribió un sorprendente libro donde relata sus memorias de anoréxica.
La adolescente, contenta con su extremada delgadez, se enorgullece de su padecimiento. Tan alarmante noticia propició un cuestionamiento: que las sociedades de consumo imponen patrones de belleza en lugar de aportar conocimientos sobre las secuelas que causa la enfermedad.
Afección provocada por factores biológicos, psicológicos o sociales, la anorexia surge a partir de una alteración grave de la percepción de la imagen, motivado por un temor morboso a la obesidad. El mayor porcentaje de pacientes se manifiesta en el sexo femenino, principalmente en la adolescencia y entre las mujeres de 25 a 35 años.
Se caracteriza por mantener un peso corporal mínimo, miedo intenso a engordar, sufrir amenorrea (falta de la menstruación), dietas exageradas, así como uso de purgas, vómitos provocados o ejercicios físicos excesivos.
La anorexia nerviosa se divide en dos subtipos: el restrictivo y el compulsivo purgativo. En el primero se presentan cuadros clínicos donde la pérdida de peso se supera con dietas o ejercicios intensos; en el segundo solo se recurre a atracones o purgas.
Con mayor frecuencia esta enfermedad se evidencia en las sociedades de consumo. El sistema capitalista impone patrones esquemáticos vendidos en el mercado, se oferta un producto y la imagen corporal pasa a convertirse en mercancía. Inmensas pancartas anuncian la top model del año: una joven de alta estatura, bastante delgada y con extremidades largas, mensaje que influye en la psicología humana, pues se dicta un canon de belleza que deviene expectativa social.
Por otra parte, la vulnerabilidad del adolescente y los problemas familiares y sociales pueden originar una conducta alimentaria típica de los anoréxicos. La sociedad occidental valora la obesidad como insana y poco atractiva, mientras la delgadez resulta algo deseable.
En las sociedades donde escasean los alimentos, la anorexia es prácticamente desconocida, no así en el mundo capitalista, donde el 95% de anoréxicos son mujeres. A veces, los pacientes abusan de purgantes, diuréticos o píldoras dietéticas.
Para su tratamiento se aplica psicoterapia, terapia comportamental o familiar medicamentosa e hiperalimentación. Como objetivo se persigue corregir la mal nutrición y la solución de disfunciones psíquicas.
Actualmente en el mundo se realizan campañas para combatir y prestarle mayor atención a este padecimiento. En España, el portavoz socialista de Juventud de Madrid y los representantes de Atención a la anorexia nerviosa y a la bulimia, denunciaron ante el hospital Santa Cristina la poca seriedad que el gobierno regional presta al tratamiento de los trastornos alimentarios.
La anorexia es hija legítima de la sociedad de consumo, y aparece con frecuencia entre princesas y modelos. Pero esto no se limita a quedarse en un cuento de hadas, pues muchas jóvenes hoy son anoréxicas, e incluso se enorgullecen de ello, poseídas por su narcisismo, desconociendo los daños que puede ocasionarle.
ATENTAMENTE KATHERINE RIOS OJANAMA.
S/C
ResponderEliminar